Una “detective de la fruta” tiene la clave para recuperar alimentos casi extintos: analizar cuadros renacentistas

Analizar obras de arte del pasado es algo fascinante. Cualquiera puede pararse frente a un cuadro y admirar los trazos del artista, lo que representa, la belleza de la obra o lo que quiere contar, pero si nos ponemos las gafas de análisis, podemos descubrir que esas obras del pasado esconden muchos secretos. Un ejemplo es la relación entre “Las meninas” y la fotografía. Otro es lo que la tecnología permite descubrir bajo la capa más superficial de las grandes obras.

Y otro secreto que está a simple vista es la arqueología gastronómica. Concretamente, los productos culinarios representados hace siglos que, en algunos casos, han desaparecido de la gastronomía actual. Hay alguien obsesionado con esto, una auténtica “detective de la fruta” empeñada en rescatar esas frutas de los cuadros renacentistas.

Archeologia Arborea. Isabella Dalla Ragione es una arqueóloga arbórea italiana con una cuenta de Instagram curiosa. Combina fotografía de paisaje de árboles frutales, fotos de sus plantas, de comida y de cuadros. Pero cuando comenta algo en las fotos de cuadros que comparte, se centra en la representación de… la fruta. En un reciente artículo de Smithsonian en el que entrevistan a la investigadora, se la describe como alguien que busca detalles de frutas antiguas en cada una de las obras.

Es tal la pasión que siente por el tema que fundó Archeologia Arborea, una organización sin ánimo de lucro que es una expresión de su compromiso no solo con el arte y la agricultura, sino con la resiliencia de los ecosistemas italianos. ¿El motivo? Los artistas renacentistas no solían sacarse de la manga los escenarios que representaban: estaban inspirados en el mundo a su alrededor y, dentro de esa inspiración, entran las frutas de la época.

Frutas en el arte. Cuando Ragione investiga las obras renacentistas, examina cómo los artistas pintaban las frutas. Para ella, estos detalles son una especie de mensaje que persiste en el tiempo, como un testamento de una época en la que había una cultura culinaria diferente debido a la relación entre la población y los productos tanto de temporada como de su región.

La arqueóloga se centra en las variedades italianas. Actualmente, la mayoría de las manzanas y peras italianas provienen de solo cuatro variedades y el análisis de Ragione permite identificar todas esas variedades que se han ido perdiendo por diferentes factores como el cambio climático, el exceso de consumo o la destrucción de los ecosistemas, que impidieron la evolución de ciertas ramas genéticas.

Parece una pera, pero eso es una manzana de nariz de vaca

Botánica. Pero no se trata únicamente de una mirada nostálgica a esas frutas del pasado y un esfuerzo por preservar la cultura culinaria de Italia: Ragione estudia tanto lo que se ha perdido (documentando las especies en extinción) como lo que aún se puede recuperar. Su proyecto tiene esa rama analítica, pero también una práctica dedicada a localizar y cultivar estas frutas antiguas.

En números, Archeologia Botanica ha conseguido en estos 40 años cultivar 120 variedades en extinción y rescatar 580 frutales muy raros.

En el centro del Políptico de Piero della Francesca de San Antonio, Jesús tiene frutos que Dalla Ragione ha identificado como cerezas acuario, una vez abundantes en Italia, ahora ya desaparecidas

Viene de familia. Ragione ve las pinturas renacentistas como registros botánicos de la biodiversidad de la época, pero es algo que viene de familia. Su padre Livio combatió como partisano en la Segunda Guerra Mundial, pero después se dedicó a rescatar la cultura rural en peligro. En un antiguo monasterio que convirtió en su hogar, empezó a construir un huerto con variedades de frutas regionales, algunas de ellas amenazadas debido al auge de la agricultura industrial.

Isabella y Livio fundaron Archeologia Arborea en 1989 y, desde entonces, se han dedicado a rescatar esas especies en peligro y a documentarlo todo gracias tanto a los cuadros como a archivos antiguos y entrevistas a agricultores. Así, descubrieron variedades como la pera del Duca di Cortona o mele encarnada di Sestino, una manzana. Son solo dos ejemplos de las 65 variedades de frutas que la familia Bufalini cultivó hace 600 años.

La obra de Bartolomeo Bimbi es como una bendición para Isabella

Más allá de los cuadros. Los Bufalini fueron los mayores terratenientes renacentistas de la región de Umbría y no solo tenían registros y obras de arte: también frescos en el palacio. Investigándolo, Isabella se dio cuenta, por ejemplo, de que había frescos de varias frutas, como membrillos, representadas casi en cualquier esquina.

Y algo que también cuenta Isabella es que Italia es el mejor lugar para esta curiosa profesión. El motivo es que, durante el Renacimiento, los artistas italianos siguieron representando escenas religiosas, pero también comenzaron a pintar la naturaleza. En este movimiento artístico, los pintores buscaron ser lo más exactos posible, representando fielmente las frutas. Además, como muchas de ellas tenían significado religioso, la precisión debía ser total.

Un ejemplo que pone es que las peras eran el símbolo del paraíso después de la muerte, por lo que los pintores debían ser extremadamente precisos en su representación, lo que los llevó a detallar colores, formas, detalles tan exactos como los tallos y todo aquello que permitía diferenciar no solo entre una manzana y una pera, sino entre dos variedades distintas de una misma fruta.

Preservación. Isabella y su organización han colaborado tanto con la ONU como con universidades para promover el estudio de la diversidad genética de las frutas, siendo esto algo crucial para la adaptación de cultivos ante el cambio climático. Por ejemplo, su investigación doctoral en biodiversidad reveló que las variedades más antiguas, al tener una mayor variabilidad genética, poseen capacidades de adaptación únicas.

Su producción actualmente puede ser menor, pero su resistencia es mayor frente a plagas y cambios climáticos. Y no se cierra a Italia, ya que realiza colaboraciones en lugares como Líbano, Jordania y Ucrania, promoviendo la conservación de variedades autóctonas y en su huerto cultiva esas especies amenazadas o “desaparecidas”, por lo que su casa es un “catálogo vivo de biodiversidad”, según sus propias palabras.

Gracias a su trabajo, no solo volvemos a ver el pasado, sino que también cultivamos un futuro más diverso y resiliente en el que el arte, la naturaleza y la ciencia se entrelazan.

Imagen | Archeologia Arborea

En Xataka | Hemos descubierto la tumba de Platón en papiros carbonizados hace 2.000 años. Y la IA tiene parte del mérito


La noticia

Una “detective de la fruta” tiene la clave para recuperar alimentos casi extintos: analizar cuadros renacentistas

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alejandro Alcolea

.

Loading

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *