Un coche se puede convertir en una trampa mortal en pocos segundos ante una inundación: qué podemos aprender de anteriores catástrofes

Al momento de escribir, la catástrofe que ha supuesto la DANA en la provincia de Valencia se ha cobrado más de 200 vidas. No se sabe el número exacto de desaparecidos, pero podría elevarse en cuanto las labores de rescate puedan drenar zonas inaccesibles hasta ahora, con esos garajes de grandes dimensiones como gran foco de atención y preocupación. Los vehículos apilados unos encima de otros han sido la imagen del desastre. Y es que los coches, como veremos a continuación, suelen ser una trampa mortal en grandes inundaciones.

Valencia. Contaban este fin de semana varios expertos en seguridad a El País que, si el peor día de la DANA hubiera cogido el coche menos gente, se habrían salvado más vidas. La razón es muy sencilla para quienes conocen los pormenores de una inundación de este tipo: en cuestión de segundos, la aparente seguridad del interior de un vehículo se convierte en trampa mortal.

La agencia de protección civil emitió alertas de emergencia a los residentes después de las 20:00, lo que supuso que muchos fallecidos se encontraran en las carreteras, regresando del trabajo, sorprendidos por la súbita subida del agua. En Paiporta, por ejemplo, la geografía, con un barranco atravesando el centro, intensificó el impacto de la inundación. Los garajes también se convirtieron en ratoneras, mientras que en la autopista A3, numerosos conductores quedaron atrapados, enfrentando la decisión de permanecer en sus coches o salir al agua creciente.

Riesgos y rescates en momentos críticos. Contaba el Guardian que el 27 de febrero de 2022, en Nundah, Brisbane, un equipo de rescate luchó contra la oscuridad y la intensa lluvia para localizar un coche sumergido con sus ocupantes atrapados. La búsqueda fue infructuosa hasta que un residente alertó sobre una luz bajo el agua. Finalmente, lograron rescatar a una mujer inconsciente y a un hombre que, según el equipo de rescate, estaba a 30 segundos de quedarse sin aire.

El caso de Brisbane es solo uno de los muchos ejemplos de cómo las inundaciones pueden convertir los vehículos en trampas mortales. En Queensland, las estadísticas de la Royal Lifesaving National Drowning Report 2022 revelaron que más del 60% de las muertes relacionadas con inundaciones ocurrieron en coches. La cifra superaba las muertes por actividades recreativas en agua, convirtiendo los rescates de vehículos en una prioridad para los servicios de emergencia. No solo eso. Brad Mitchell, un rescatista británico con décadas de experiencia, destacaba que la frecuencia de estos incidentes ha aumentado en los últimos años.

Psicología y comportamiento en situaciones de riesgo. Para los investigadores, el hecho de que las personas continúen conduciendo en una inundación, a pesar de las advertencias, se debe a una combinación de factores psicológicos y contextuales. Mel Taylor, experta de la Universidad Macquarie, explica que la mayoría de los conductores no actúan de manera imprudente por gusto.

Muchas veces, están tratando de llegar a casa, ir al trabajo o proteger sus pertenencias. El sesgo de normalidad puede llevar a las personas a subestimar los riesgos y confiar en experiencias previas sin incidentes, explica. Además, apunta, ver a otros conductores cruzar con éxito refuerza la falsa creencia de que es seguro. “Una vez que alguien se embarca en un curso de acción, busca cosas que confirmen su hipótesis sobre lo que está haciendo”, cuenta Taylor. “Por tanto, si la persona delante ha pasado por el agua, es probable que lo vea como ‘yo también puedo’”.

Qué hacer para escapar del coche. La  Guardia Civil ha compartido estos días consejos sobre cómo escapar de un coche durante una inundación. “Si nos arrastra la corriente… ¡Salga del vehículo!”, cuentan en redes. Los agentes detallan los pasos que debemos seguir si una riada o un torrente de agua nos sorprende en nuestro coche. Lo primero: no intentar atravesarlo y quedarnos a un margen, donde avisaremos al 112. Si no nos damos la vuelta y continuamos, el torrente se llevará nuestro coche y no podremos hacer nada.

Con el agua a mitad de rueda, es muy difícil controlar el vehículo, y si sube más habremos perdido completamente los mandos. Si nos pasa, tendremos que escapar por el lugar que podamos (el vídeo debajo explica de forma gráfica cómo hacerlo):

Por la puerta: Si el coche está parcialmente sumergido, no la podremos abrir hasta igualarse la presión con el exterior. La Guardia Civil recuerda en este punto que en la parte superior disponemos de una bolsa de aire para respirar.
Por el parabrisas: No podremos romperlo, pero podemos presionar con los pies para desencajarlo.
Por la ventanilla: Si no puedes bajarla, podemos tratar de romperla con un objeto punzante, sallir por el lado contrario a la corriente y encaminarnos al techo.
Nadar hacia la orilla: Desde esa posición, explican, debemos decidir hacia dónde nadar (la orilla más cercana, un árbol donde agarrarnos…) pero siempre a favor de la corriente.

Prevención. Mejorar las infraestructuras y promover la conciencia pública son vitales para prevenir futuras tragedias, pero hay mucho más. Recordaba en El País Annika Coll, bombera con 25 años de experiencia, que el terremoto de Chile de 2010 (8,8 grados en la escala de medición) fue mucho más fuerte que el de Haití ese mismo año [7,3], pero los efectos fueron mucho más devastadores en el segundo caso (525 muertos frente a 316.000). “¿Por qué? Porque en un país eran muy conscientes del riesgo, habían trabajado sus vulnerabilidades y había una educación previa de qué hacer y otro no”, señalaba.

A este respecto, expertos en seguridad advertían en el New York Times a raíz del desastre del huracán Ida que la clave es no intentar cruzar carreteras inundadas, ya que incluso un vehículo grande puede ser arrastrado por solo un metro de agua. El diario ofrecía un dato: cada año, se estima que entre 350 y 400 personas en Estados Unidos y Canadá mueren ahogadas en sus vehículos.

Protocolos de rescate. Fuera de España, para maximizar las posibilidades de supervivencia muchos enclaves en el planeta recomiendan el protocolo SWOC: Seatbelt (cinturón), Windows (ventanas), Out (salir), Children (niños primero). Los expertos lo explican con estas simples coordenadas:

Quitar el cinturón de seguridad.
Bajar las ventanas de inmediato (incluso sin motor, las ventanas eléctricas pueden funcionar por un tiempo).
Priorizar la salida de los niños, comenzando por los mayores.
Salir del coche y subir al techo para ser más visible y pedir ayuda.
Llamar a emergencias es importante, pero solo después de haber asegurado la salida del vehículo.

Herramientas y entrenamiento. Obviamente, tener a mano algo que pueda romper ventanas puede ser útil en estos casos, pero incluso los expertos cuentan que no es infalible. Se recomienda más confiar en el uso del botón eléctrico de las ventanas y practicar salidas simuladas para estar mejor preparados en situaciones de pánico. Expertos como el doctor Giesbrecht y el capitán Berna coinciden en el NYT en algo básico: la importancia de llevar a cabo estas prácticas, aunque también recalcan que la mejor estrategia es evitar exponerse al peligro y hacer caso de las alertas.

Como contaba al Guardian el rescatista Mitchell, su equipo ve diariamente las consecuencias de subestimar la fuerza del agua. “El agua es engañosa y poderosa. Solo se necesita un pequeño hueco para que corroa el terreno y provoque un colapso”, subraya.

Con un pronóstico que sugiere más eventos extremos como el de estos días con el cambio climático como actor principal, parece imperativo que las comunidades y autoridades adopten medidas proactivas para proteger vidas y reducir los riesgos asociados con las inundaciones.

Imagen | Montgomery County

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Un coche se puede convertir en una trampa mortal en pocos segundos ante una inundación: qué podemos aprender de anteriores catástrofes

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Xataka

por
Miguel Jorge

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