El pecio Delta I nos va revelando sus secretos. Poco a poco, con importantes incógnitas aún pendientes, como su origen, la ruta que siguió antes de hundirse hace cuatro siglos en la Bahía de Cádiz o su nombre real; pero de forma clara. Tras rescatarlo del lecho marino a finales de julio, el Centro de Arqueología Subacuática lleva semanas examinando en detalle sus restos para desenmarañar una historia que deja ya algunas revelaciones fascinantes. Por ejemplo, ahora sabemos que antes de zozobrar en la costa andaluza, el Delta I era un barco enorme, mucho mayor de lo que cabía esperar, preparado para travesías transoceánicas.
Los expertos aseguran que el pecio reflotado en Cádiz brinda “una oportunidad única” para saber cómo se construían los barcos hace cuatro siglos.
¿Qué es el Delta I? Una ventana al pasado. Y una oportunidad única para comprender mejor cómo eran y se fabricaban los navíos de mediados del siglo XVII. “Delta I” es el nombre que los arqueólogos han dado a un pecio de origen e identidad aún desconocidos localizado hace más de una década, durante unas labores de dragado en el Puerto de Cádiz. Hasta entonces sus restos habían permanecido ocultos bajo el fango de la bahía, invisibles a los sondeos.
El hallazgo fue extraordinario. Entre sus restos, los arqueólogos localizaron cañones de hierro, lingotes de plata de las minas de Oruro y Potosí, una campana de bronce en la que se lee “Jesús, María y José 1671”, trozos de cerámica, huesos de animales, vidrios… Con el tiempo, el pecio acabó “viajando”. Primero, trasladaron sus restos a una zona próxima, donde pasó a estar en un punto de 5,5 m de calado. Y hace solo unos meses, en julio, a tierra, tras reflotarlo para facilitar su estudio.
“Una oportunidad única”. La frase es de la Junta de Andalucía, de la que depende el Centro de Arqueología Subacuática (CAS). Hace unos días la consejera de Cultura y Deporte visitó la carpa en la que los arqueólogos se afanan en limpiar y estudiar en profundidad un pecio en el que hay depositadas grandes expectativas. Los expertos esperan que nos dé pistas para comprender mejor cómo se fabricaban los navíos a mediados del XVII. “Es la primera vez en España que se estudian fuera del agua restos de un barco de esta época”, recordó la consejera Patricia del Pozo.
Para aprovechar la oportunidad al máximo los expertos están examinando los restos en detalle. Durante el primer mes de trabajos, precisa La Voz de Cádiz, se empleó un dron para dejar constancia del estado del pecio. Las siguiente fases se centraron en la limpieza y bloques de hierro y piedra que equilibraban el buque.
El objetivo de los investigadores es que se puedan crear gemelos digitales del navío, tanto virtuales, en 3D, como físicos, en diferentes escalas. La madera y los moluscos adheridos a la estructura también se estudiarán. De hecho, ciertas piezas se examinarán en la Universidad Trinity Saint David, en Gales. Todo con el propósito de averiguar lo máximo posible sobre la historia del Delta I.
¿Han averiguado algo ya? Sí. Del Delta I los arqueólogo sabían ya algunos datos importantes. Por ejemplo, lo habían datado hacia el siglo XVII e identificado como una construcción atlántica. Del navío se conserva principalmente el plan, la zona más baja, de unos 20 metros de eslora por siete de manga. Tras sus últimos estudios, los arqueólogos han concluido sin embargo que el conjunto de la estructura era mucho mayor y pudo superar los 50 m de longitud.
“De manera casi milagrosa, se ha conservado la parte central de su base de madera de roble, que tiene más de 20 metros, pero los estudios ya constatan que el buque era de una envergadura mayor y pudo superar los 50 m de eslora, probablemente construido para navegar largas distancias”, explican desde la Junta andaluza.
¿Cómo de grande era? “En la quilla faltan los siete metros de la roda, pero por la popa faltan otros 20 m más”, explica a El País Milagros Alzaga, jefa del CAS. En los vestigios extraídos de la bahía se aprecian aún restos que ayudan a hacerse una idea más precisa de la estructura de la embarcación, como la ubicación del mástil principal o cómo era su bodega. Con todos los datos disponibles, la experta apunta ya a una embarcación robusta, capaz de transportar cargas y cruzar océanos.
“Se puede apreciar una bodega muy amplia, casi sin curvatura, permitiendo así albergar una gran cantidad de pertrechos y materiales. El plan también nos indica que estamos ante una construcción atlántica de un barco muy robusto. El costillaje del barco está muy junto, lo que nos revela también que el barco estaba preparado para hacer navegaciones transoceánicas”. CAS, CIS y los expertos de Gales, Lisboa y Alicante involucrados en su estudio concuerdan: “No era un buque cualquiera”.
Lo que dice la madera. Hay más, aclara La Voz de Cádiz, que refiere la localización de piezas de artillería incompletas, balas de hierro para cañones y trozos de maderas de guayacán originarias de América. Es una pista interesante, explica Alzaga, porque la ese material se apreciaba por dos razones: su resistencia, que lo convertía en un recurso especialmente valioso para fabricar ciertas piezas de las embarcaciones; y sus usos médicos, valorados en la época para tratar la sífilis o el reuma. Los expertos también han identificado brea y esparto en la madera.
“Sobre el forro externo, justo en la parte baja, se ha encontrado un forro de sacrificio, que tenía una doble misión: proteger toda esa parte baja del buque de cualquier golpe y también proteger el forro externo de un xilófago, una especie de gusano que vive en las aguas cálidas y que se alimenta de la madera y la perfora, creando canales, lo que supone un peligro para un barco”, añade Alzaga.
Detalles que dicen mucho. Quizás parezcan cuestiones menores, pero dicen (mucho) más de lo que puede parecer a simple vista. Por ejemplo, la clavazón de hierro de sección cuadrangular identificada por los expertos les releva que durante la construcción del navío no se presentaron problemas de dinero. ¿El motivo? Esa opción resultaba más cara que otras alternativas. Lo que sí pareció escasear fue la madera, lo que habría obligado a echar mano de tablones de otros barcos.
Largas travesías… ¿Y juegos con cuchillos? En uno de los tablones de roble se han descubierto también marcas que parecen hablarnos de gente jugando al tres en raya o una distracción más arriesgada y que ha quedado ligada en el imaginario colectivo a los viejos bucaneros: poner la mano sobre una superficie sólida, como un madero, e ir clavando un cuchillo lo más rápido posible entre los dedos.
“Han descubierto unas marcas realizadas por los carpinteros del galeón o por la tripulación que recuerdan a un tablero del tres en raya, además de un círculo y las letras o los números (si se pudiera tratar del alfabeto romano) ‘V’ y ‘X'”, explica la Junta de Andalucía. “En otra parte aparecen pequeñas señales triangulares que se han atribuido al peligroso juego del cuchillo o ‘filete de cinco dedos’, en el que se pasa la punta entre los dedos de forma rápida, a riesgo de provocar una herida”.
¿Queda trabajo? Mucho. La fase actual aún no ha finalizado y los expertos calculan que les quedan meses de labor en el laboratorio y los archivos. Una vez le saquen el máximo provecho, el Delta I volverá al mar, donde se fondeará en una zona perfectamente localizada. Quizás parezca una solución extraña, pero la consejera defiende que se hace pensando en la preservación de los restos.
“No tenemos todavía las técnicas necesarias que nos permitan y garanticen la conservación de este pecio fuera del agua. Hasta que no aparezcan esas técnicas en el futuro para la conservación en seco, se conservarán las piezas bajo el mar”.
Las incógnitas. Su estudio aún deberá resolver incógnitas importantes. Y no solo los secretos de cómo se fabricaban los navíos en el siglo XVII. Los expertos aspiran a conocer claves que ayuden a desentrañar el gran misterio del Delta I: ¿Qué barco era? ¿Qué pasó para que acabase en el fondo fangoso del golfo de Cádiz? ¿Cuándo zozobró? ¿Y cuál fue el motivo? ¿De dónde procedía? ¿Y a dónde se dirigía? De momento ya sabemos que estamos ante un gran buque de 50 metros.
Imágenes | Wikipedia, Junta de Andalucía 1 y 2
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La noticia
Tras cuatro siglos de silencio, el pecio reflotado en Cádiz ya revela sus secretos. Y es mucho mayor de lo que parecía
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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