En junio contamos la grave crisis a la que se estaba enfrentando la industria de la enseñanza en gran parte de Asia. A Japón y Corea del Sur se sumaba Taiwán con el cierre masivo de aulas debido a la grave crisis demográfica. China, donde la semana pasada contamos que las “escuelas” que están despegando no son para niños, sino para mascotas, está virando el negocio en vista de que la natalidad no arranca. En un país con 300 millones de jubilados, las escuelas se están convirtiendo en hogares de ancianos.
La noticia. En los últimos meses, la crisis demográfica de China ha ido empeorando al sector educativo. Lo que empezó como un goteo se ha convertido en una plaga de miles de jardines de infancia cerrando en todo el país a medida que se agotan las inscripciones.
Pero los tiempos están cambiando, y el espacio hasta hace muy poco ocupado por los más pequeños está viendo florecer un nuevo tipo de negocio. Ahora en las aulas también hay juegos y bailes, pero la edad de los participantes ha cambiado. Colegios reconvertidos en hogares y centros recreativos para personas en edad de jubilación o ancianos.
El cierre de escuelas. Contaba hace unas semanas Nikkei el ejemplo de Angels Kindergarten, una prestigiosa escuela privada en Shanghái que cerró definitivamente en 2023 después de 18 años de actividad, dejando su campus desierto y señalando una tendencia alarmante: los cierres masivos de jardines de infancia en todo el país.
Desde 2021 hasta 2023, más de 20.000 guarderías cerraron, reduciendo el número de estos centros de 294.832 a 274.480. Este fenómeno afecta especialmente a las instituciones privadas, que dependen de una base de estudiantes cada vez más pequeña debido a la caída en los nacimientos.
Crisis demográfica y estampida de profesores. En 2023, la cantidad de niños inscritos en educación preescolar se redujo en 5 millones, alcanzando su nivel más bajo desde 2014. Al mismo tiempo, más de 170.000 empleos de maestros de preescolar desaparecieron, lo que ilustra el impacto profundo que la crisis tiene en el sistema educativo y en el mercado laboral.
A todo ello hay que añadir la presión financiera que recae sobre las familias, como en el caso de Li, una madre en la provincia de Jiangsu, que ya gasta más de 10.000 yuanes mensuales (unos 1.300 euros) en su hija de 2 años y no puede permitirse tener más críos.
Un negocio (in)sostenible. Yu Bo, quien dirigió con éxito 11 guarderías en la provincia de Shandong durante más de dos décadas, comenzó a notar una caída significativa en las inscripciones a partir de 2022. En sus mejores tiempos, el centro ni siquiera necesitaba publicitar sus servicios; las familias competían por reservar lugares para sus niños, incluso antes de que nacieran.
Sin embargo, tras la pandemia y con la reapertura de los centros, las inscripciones no volvieron a los niveles anteriores. En uno de sus jardines de infancia, solo logró captar un tercio de los alumnos en comparación con años anteriores. Con un declive poblacional en picado, Yu Bo, como tantas otras personas en su situación, se dio cuenta de que su modelo de negocio ya no era sostenible. En 2023, después de cerrar tres guarderías, comenzó a investigar nuevas oportunidades. Con 300 millones de jubilados y una expectativa de cientos de millones más en breve, la solución parecía clara.
Cambiamos escuelas por geriátricos. No es un secreto, pero este cambio de modelo es otro síntoma más de que China está envejeciendo rápidamente. Yu percibió que este mercado emergente podría ofrecer una oportunidad lucrativa. Inició un centro de actividades para personas mayores y planea expandirse con hogares de ancianos. Hay muchísimos que han seguido el mismo camino.
Li Xiuling, directora de una guardería reconvertida a centro de ancianos en la provincia de Shanxi explicaba que, “el problema e hizo particularmente evidente a medida que el número de niños siguió disminuyendo. Después de que mi jardín de infancia se vació, pensé en cómo aprovecharlo al máximo”. Su centro preescolar se fundó en 2005 y en su día atendió a 280 niños, pero cerró el año pasado para volver a abrir como centro para personas en edad de jubilación o mayores, un espacio donde se imparte música, danza, modelaje y otras materias para mayores.
Más ejemplos. Zhuang Yanfang, otra empresaria que anteriormente administraba una guardería, decidió también adaptar su negocio para el cuidado de personas mayores. Después de operar su centro en la provincia de Zhejiang durante 25 años, notó que su negocio ya no era rentable.
Zhuang transformó sus instalaciones con equipos de seguridad, ascensores y redecorando las aulas para convertirlas en habitaciones y espacios recreativos para los ancianos. Su enfoque es similar al de gestionar una guardería, pero en este caso, se trata de “proporcionar una vida de calidad a los ancianos, ofreciendo actividades como canto, juegos de mesa y lecciones de caligrafía”.
El cuidado de ancianos, un futuro incierto. Con todo, el cuidado de personas mayores en China todavía está en una fase inicial, sin modelos establecidos ni suficiente orientación gubernamental. China vio un aumento significativo en la población de personas mayores el año pasado, agregando casi 17 millones de personas de 60 años o más. Un grupo de edad que ya representa más del 20% de la población, una proporción que se espera que aumente a casi un tercio para 2035.
¿Ideas? El gobierno de Beijing planea introducir un sistema nacional de atención a personas mayores “relativamente sólido” para 2025 (se habla de 250.000 trabajadores enfocados a ello), pero el país carece de hogares de ancianos y enfrenta amplias disparidades regionales en la cobertura. Lo cierto es que, a pesar del impulso del gobierno, la industria enfrenta la falta de experiencia y estructura, de ahí que este “floreciente” auge de hogares que antes eran escuelas se vea como una solución envuelta en la mayor de las paradojas.
Tampoco se sabe si el esfuerzo gubernamental tendrá los suficientes incentivos. Beibei, una graduada reciente en cuidado de ancianos, comenta que, aunque encontrar empleo es fácil, los salarios son insuficientes, ganando aproximadamente 3.000 yuanes al mes (390 euros), por debajo del promedio de la ciudad de Guangzhou. Beibei contaba además que los trabajadores también deben enfrentar una gran cantidad de papeleo para cumplir con las evaluaciones del gobierno, lo que genera estrés adicional.
Cuidar ancianos en un futuro incierto. No podemos obviar el problema de fondo. La disminución de nacimientos en China no solo afecta al sector educativo, sino que también plantea serios desafíos para el futuro económico de la nación. A medida que la población laboral disminuye, la capacidad del país para mantener un crecimiento rápido y desarrollar una fuerza laboral calificada se ve comprometida. La del cuidado de ancianos es otro síntoma.
De hecho, la caída de la natalidad también amenaza con agravar los problemas de envejecimiento de la población, un fenómeno que, como decíamos, ya está afectando a naciones como Japón. Expertos como Yuki Katayama, del Instituto de Investigación NLI en Tokio, lo tienen claro, y advierten que priorizar el cuidado de ancianos sin fortalecer las políticas de cuidado infantil podría llevar a una crisis similar en China.
Y mientras tanto, los colegios para mascotas están auge.
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La noticia
Nacen tan pocos niños en China que las escuelas son una ruina. Las están convirtiendo en un negocio en auge: hogares de ancianos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
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