Los pasajeros atrapados más de cuatro meses en el crucero de lujo por fin han zarpado. La alegría ha durado una hora

Esta semana debía ser, ahora sí, la del comienzo de unas vacaciones de ensueño por parte del crucero de lujo Odyssey de Villa Residences. El barco que debía llevarlos a dar la vuelta al mundo había pasado más de cuatro meses varado en el puerto de Belfast con los pasajeros pasando las noches en hoteles cercanos y, desde hacía unas semanas, pagando las estancias de su bolsillo. Sin embargo, el lunes se anunció que por fin zarpaban, y así fue. Durante un rato más bien corto.

Vuelta a la casilla de salida. El crucero de lujo, acosado por retrasos técnicos y atracado en la lluviosa Belfast desde mayo, finalmente partió de la capital de Irlanda del Norte el pasado lunes por la noche, lo que provocó la celebración entre sus pasajeros. “Vamos a pasar un momento increíble esta noche, vamos a festejar como si no hubiera un mañana”, dijo a los medios el pasajero Joe Martino antes de embarcar.

Sin embargo, la alegría duró muy poco, apenas unos kilómetros de travesía antes de echar el ancla nuevamente en la desembocadura del Belfast Lough, donde permaneció durante la noche y todo el día de ayer martes. Los pasajeros dijeron que se les informó de que el crucero “interminable” necesitaba regresar al puerto “para completar algunos trámites finales”.

La intrahistoria. Odyssey de Villa Residences ofertaba un viaje de 3 años y medio alrededor del mundo en una embarcación que ofrecía la venta de camarotes de hasta los 899.000 dólares. De esta forma, el cliente no solo compró un viaje con final, sino que al terminar la ruta podría seguir viviendo en el crucero durante los 15 años de vida útil previstos del barco.

¿El problema? El crucero llegó a Queen’s Island en la capital de Irlanda del Norte para estar equipado antes de su salida programada el 30 de mayo rumbo a la primera etapa de tres años. Sin embargo, problemas con sus timones y la caja de cambios fueron retrasando la salida. Esto quiere decir que los aproximadamente 200 pasajeros del crucero alrededor del mundo se han quedado varados en Belfast más de cuatro meses.

Toca pagar. La primera decisión que tomó la compañía fue tratar de hacerles la estancia en el inhóspito puerto lo más agradable posible. Por supuesto, podían permanecer en el barco durante el día, pero debían desembarcar todas las noches por motivos de seguridad en las tareas de reparación, momento en que eran trasladados a hoteles en Belfast u otras ciudades con todos los gatos pagados a cargo de Residencias de villas.

En estos cuatro meses, además de frecuentar la ciudad, muchos han aprovechado el tiempo libre para hacer excursiones, visitar destinos cercanos y no tanto. Algunos han viajado a lugares tan dispares como Groenlandia o las Islas Canarias, viajes organizados por la propia compañía de cruceros (que pagaba todo). El surrealismo de la situación es tal, que hace una semana contamos que uno de los pasajeros había encontrado tiempo para regresar a su casa en Australia (dos veces) durante la espera. Sin embargo, el “todo incluido” llegó a su fin. En septiembre los pasajeros debían empezar a pagar las noches “fuera” tras una factura acumulada de la compañía de casi dos millones de dólares.

Zarpamos, o casi. Así llegamos a la noticia de hace unas horas. Después de un par de salidas en falso, el crucero estaba listo para embarcar poco antes de las 9 p. m. del lunes ante escenas de alegría en la terminal, donde sus pasajeros habían pasado horas preguntándose si finalmente comenzarían el viaje de sus sueños. Pasajeros como John Frim comentaban que estaban un poco confundidos por la situación, pero “feliz de estar en casa” y de haber dormido, por fin, en su “propia cama” a bordo del barco por primera vez.

Y sí, el barco llegó a zarpar, pero, una vez más, el destino les obligó a regresar. El director ejecutivo de Villa Vie Residences, Mikael Petterson, dijo que todavía había que completar un papeleo administrativo antes de que el crucero pudiera finalmente partir para emprender su ruta de tres años alrededor del mundo. “Todavía tenemos que terminar algunos trámites administrativos antes de abandonar el área de Belfast”, dijo.

Un final incierto. Todo indica que están muy cerca de conseguir salir de Belfast, casi tocándolo con los dedos, una ciudad que, por cierto, los pasajeros ya se conocen casi como los locales. Pero nadie se atreve a decir cuándo será ese momento. 

Lo cierto es que cada día que pasa cobra más fuerza la leyenda en torno Mikael Petterson, fundador y director ejecutivo de Villa Vie, cuyo anterior trabajo fue en Life at Sea, también una línea de crucero… que acabó cancelando sus planes para una vuelta al mundo similar.

Imagen | Villa Vie Residences

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Miguel Jorge

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