Los Aliados contrataron a un doble de Montgomery para engañar a los nazis. Había un problema: bebía y fumaba demasiado

Cuando pensamos en la Segunda Guerra Mundial, lo más fácil es que visualicemos grandes batallas en escenarios que el cine, las series y los videojuegos han grabado a fuego en nuestras retinas. Puede que las dos operaciones de invasión europea más famosas sean Overlord y Garden Market, pero más allá de los grandes escenarios, hubo numerosas acciones a pequeña escala para recuperar Europa.

Las acciones llevadas a cabo por las agencias de inteligencia son menos espectaculares que los grandes combates, pero para muchos, seguro que son más fascinantes. Y, de entre todas, una historia que parece mentira es la del soldado que se convirtió en el doble del general Montgomery para confundir a los nazis sobre el lugar de desembarco de Normandía. ¿Lo curioso? Fue un doble penoso, pero después de la guerra el actor le sacó muchísimo partido.

Confundir sobre el Día D. Si el desembarco de Normandía salió como salió, fue por una serie de coincidencias, pero también por una muy buena planificación aliada. Los nazis sabían que algo así ocurriría y levantaron el muro Atlántico, una enorme barrera de contención que, realmente, no estaba bien fortificada en gran parte del territorio. Además, el control de las diferentes divisiones de tanques Panzer estaba en demasiadas manos, teniendo Hitler el control directo de algunas de las más importantes y, sin sus órdenes, no podían moverse.

Pero más allá de atacar en el momento justo y de una forma precisa, los aliados tenían varios planes para confundir a los nazis sobre el punto del desembarco. Es por ello que se ejecutó la Operación Guardaespaldas, el paraguas para diferentes operaciones más pequeñas que tenían el mismo objetivo: engañar a los nazis. Una fue la Operación Fortaleza, en la que los aliados desplegaron tanques, aviones y barcazas falsas para simular que la invasión se realizaría en otro punto. Otra fue la del uso de agentes dobles para confundir a los nazis sobre el momento y el punto del desembarco. Y otra fue…

Copperhead. Si algunas de las operaciones de la inteligencia aliada era confundir desde las sombras, con Copperhead la idea era otra: exponer a una de las cabezas del ejército británico. Fue una operación señuelo en la que la idea era ‘pasear’ a Bernard Montgomery por diferentes puntos del Mediterráneo para intentar desviar la atención de Hitler a este punto y olvidar eso del desembarco por el Atlántico.

Dudley Clarke fue un oficial británico que se especializó en estas operaciones de engaño y, tras ver la película ‘Cinco tumbas al Cairo’, se le ocurrió una idea. En la película de 1943, un soldado británico que había sobrevivido a una batalla contra los Afrika Korps en el Sáhara adoptó la identidad de un camarero de hotel que sirve como centro de operaciones de Rommel. Tiene sus giritos y es antigua, pero te la recomiendo. Clarke se preguntó… ¿y si pudiésemos colar a los alemanes un doble de una de nuestras figuras más importantes?

La pieza clave. Bernard Montgomery fue una de las piezas clave del Ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. Sirvió en el Frente Occidental y comandó el Octavo Ejército británico durante la Campaña del Desierto Oriental, entre otras operaciones. Si se hacía un doble de alguien, debía ser de él. Y la lógica era perfecta.

Siendo una figura tan importante para los británicos, en el caso de una invasión, seguro que Montgomery estaría implicado directamente. Donde estuviera Montgomery, estarían las fuerzas británicas invasoras, pero claro, había un problema: los nazis también tenían su servicio de inteligencia y Montgomery iba a estar monitorizado. ¿La idea? Hacer que Montgomery se fuera de gira, pero no el verdadero (que tenía que seguir cumpliendo su papel en el ejército), sino un doble.

A la izquierda, el Montgomery de verdad. A la derecha, Clifton

Casting. La única forma de engañar a los alemanes era que Montgomery estuviera, realmente, en dos sitios a la vez. Y, claro, se pusieron a buscar un doble. A Clarke se le ocurrieron algunos nombres, pero ninguno encajaba con el perfil. Es decir, era 1944, pero los alemanes sabían perfectamente cómo era Montgomery y no podía ser alguien ni muy alto… ni muy bajo. Tampoco con características físicas que no tiene el verdadero general.

Sin embargo, todo cambió cuando un miembro del equipo vio una foto de Clifton James en el periódico News Chronicle. James era un australiano nacido en 1898 que sirvió muy joven con los Fusileros Reales británicos en la Primera Guerra Mundial. Cuando terminó el conflicto, le picó el gusanillo de la actuación y estuvo realizando papeles hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial. Sin pensárselo, se alistó en el Cuerpo de Pago del Ejército Real. Y era… perfecto. Bueno, más o menos.

Un imperfecto doble de método. Clifton se parecía a Montgomery físicamente y fue llamado para una prueba de cámara para una nueva película. El asunto es que no era para una película, sino una estrategia para que el actor asistiera a un encuentro en el que se le asignaría su nuevo rol: el de doble de Montgomery.

Estaba lejos de ser perfecto: perdió un dedo durante la Primera Guerra Mundial y tuvo que usar una prótesis, fumaba y le gustaba —demasiado— beber. El verdadero Montgomery tenía sus 10 dedos, era abstemio y odiaba el tabaco, por lo que era crucial que Clifton no fuera visto ni empinando el codo, ni fumando, ni… perjudicado por el alcohol. El Montgomery dio el visto bueno al actor (pese a todo), y éste estuvo unos días siguiendo a Bernard, estudiando todos sus movimientos. No sólo tenía que ser un Montgomery convincente para los nazis, sino para cualquiera que se cruzara con él: la gente debía pensar que era el verdadero ‘Monty’.

Ay, la ginebra… La operación Copperhead no podía empezar de peor manera. El 26 de mayo de 1944, (el Día D fue el 6 de junio), Clifton ya caracterizado como Montgomery, voló desde una base británica hasta Gibraltar. Los alemanes vigilaban toda la zona desde la frontera española, por lo que seguro que verían aterrizar al mismísimo general Montgomery. Sin embargo, el avión no aterrizó cuando debía. ¿El motivo? Se dice que el propio James coló una botella de ginebra en el vuelo y se la terminó. Estaba perjudicado y no podían dejar que los alemanes lo vieran así, por lo que el avión dio varias vueltas hasta que se le pasó la borrachera.

Espera, si Monty no fuma…

Unos días después, la cosa no fue mucho mejor en Argel. El falso Montgomery fue exhibido por el aeropuerto y se simularon reuniones con otros generales para discutir una aparente operación contra el sur de Francia. El problema es que la operación se complicó por los rumores de que habían visto a Clifton tambaleándose y fumando por las calles de la ciudad. Los aliados escondieron a Clifton y mantuvieron la ilusión de que Montgomery aún estaba en el norte de África. Al final, llegó el Día D, el verdadero Montgomery desembarcó en Normandía y… Clifton volvió a servir en el Cuerpo de Pago.

Sin más. 10 libras por día trabajado (lo mismo que cobró el verdadero Montgomery durante la operación) y la condición de no hablar de esto con nadie mientras durara la guerra. Así es como la aventura del actor llegó a su fin antes de volver a su rol como soldado y, pese a esos rumores de comportamientos impropios del verdadero general, Clifton se esforzó en su caracterización. Pero lo más importante: ¿consiguió engañar a alguien?

Se sabe que la Operación Fortaleza y los agentes dobles fueron de gran utilidad para los aliados, pero la utilidad de Copperhead no está tan clara y sigue siendo motivo de debate. Y no porque los alemanes pillaran a Clifton borracho, sino porque los propios alemanes afirmaron que creían que mover tanto a Montgomery por Europa era parte de una operación de engaño (no sabían que era un doble, pero sí que algo se tramaba) y otras partes de la Operación Guardaespaldas ya habían sido determinantes para confundir a los nazis, sin que Copperhead agregara demasiado a esa confusión.

‘Yo fui el doble de Monty’. La vida justo después de la guerra no fue sencilla para Clifton. No consiguió trabajo con facilidad y no tenía dinero, por lo que tuvo que pedir prestaciones por desempleo para mantener a su familia. Sin embargo, el de Montgomery fue el papel de su vida y, en 1954, Clifton publicó un libro llamado ‘I Was Monty’s Double‘ —’Yo fui el doble de Monty’—.

Este libro fue adaptado al cine en 1958 en una película homónima en la que James se interpretó tanto a sí mismo como a Montgomery, de nuevo. Clifton murió a los 65 años en su residencia en Worthing y, aunque según diversas fuentes su operación no fue determinante, sí cumplió un rol del que debería haber estado orgulloso.

Tanto por el servicio prestado como por el reto que era interpretar a alguien como Montgomery en una situación vital como los preámbulos de la mayor operación de la Segunda Guerra Mundial.

Imágenes | The Colborne Express, Grenavitar

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Los Aliados contrataron a un doble de Montgomery para engañar a los nazis. Había un problema: bebía y fumaba demasiado

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Xataka

por
Alejandro Alcolea

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