La NASA ha logrado que la Voyager 1 encienda unos motores inactivos desde hace décadas. Era eso o perder la nave

Los controladores de las sondas Voyager de la NASA no ganan para sustos. Después de enviar datos sin sentido durante seis meses, todo había vuelto a la normalidad para la Voyager 1 gracias a una actualización de software. Pero ahora ha tenido un problema mucho más mecánico.

En corto. La sonda espacial Voyager 1, lanzada hace 47 años, ha logrado encender un conjunto de propulsores que no utilizaba desde hacía décadas. Es la solución a la que recurrió la NASA para corregir la orientación de la nave tras una obstrucción en los motores que utiliza normalmente.

Tuberías atascadas. Después de medio siglo vagando por el espacio, los tubos de combustible de los propulsores que estaba usando la Voyager 1 se obstruyeron con dióxido de silicio, producto del envejecimiento de un diafragma de goma en el tanque de combustible.

El diámetro original de los tubos era de 0,25 milímetros, pero la obstrucción lo redujo a 0,035 mm, la mitad de lo que mide un cabello humano.

La misión estaba en riesgo, otra vez. No hay nada en el espacio interestelar que frene a la sonda, pero hace falta que mantenga sus antenas orientadas hacia la Tierra para recibir comandos y enviar datos científicos.

Los controladores de la misión corrían el riesgo de perder las comunicaciones con la Voyager 1 si no hacían algo para corregir su orientación. Tal y como ocurrió en 2002 y 2018, tocaba cambiar la rama de propulsores.

Un problema de energía. La solución no era usar otros motores sin más. Los propulsores alternativos estaban fríos por la falta de energía para calentarlos, lo que podría haberlos dañado si se hubieran encendido sin precaución.

La Voyager 1 funciona con una fuente de plutonio a la que no le queda mucha energía, lo que ha llevado al apagado de sistemas no esenciales, incluidos los calentadores de esos motores.

Subiendo la temperatura. Para encenderlos, el equipo de misión decidió apagar temporalmente uno de los calentadores principales durante una hora y redirigir la energía a calentar los propulsores inactivos antes de encenderlos.

La solución requirió semanas de análisis y pruebas antes de enviar los comandos a la sonda. La Voyager 1 está tan lejos que las actualizaciones de software tardan un día en llegar y otro en confirmarse.

Dos naves vetustas. Al encender con éxito sus motores inactivos, la NASA ha logrado prolongar la vida útil de la Voyager 1 para que siga proporcionando información sobre el espacio interestelar, una región donde el Sol apenas tiene influencia que empezamos a conocer gracias a esta sonda.

La Voyager 1 y su gemela Voyager 2 están viejas y chochean, pero gestionando cuidadosamente su energía y monitorizando el rendimiento de sus propulsores, la NASA está consiguiendo extender su vida útil mucho más de lo esperado.

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La NASA ha logrado que la Voyager 1 encienda unos motores inactivos desde hace décadas. Era eso o perder la nave

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Matías S. Zavia

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