He regalado este cacharro a tres amigos deportistas distintos y todos han flipado

Se acerca una época en la que elegir el regalo acertado puede ser una odisea. Seguro que más de una vez te has preguntado: ¿Qué le regalas a una persona que ya tiene prácticamente de todo? Nuestra compañera Raquel tuvo esta duda en más de una ocasión y pensó en que unos auriculares de conducción ósea son una buena opción de regalo.

Unos auriculares muy cómodos y perfectos tanto para deporte como para teletrabajar

Hace poco nos surgió esa situación: tener que hacer un regalo a dos personas deportistas que ya tienen de todo. El reloj deportivo quedaba descartado, porque tienen ya sus buenos Garmin que funcionan a la perfección; zapatillas también descartadas porque, si quieres regalar bien, implica hacer muchas preguntas y pierde un poco la magia de la sorpresa; ropa tenemos todos a patadas… Y justo caí en la cuenta de los auriculares de conducción ósea: algo novedoso para ellos y que, personalmente, me parece súper útil (yo misma los tengo, en el mismo modelo que regalamos, que fueron los Shokz OpenRun).

En general la primera reacción cuando he regalado los auriculares de conducción ósea, o cuando se los he dejado probar a algún amigo, siempre es de incredulidad: “oye, ¡pero que te escucho!”. La siguiente reacción siempre es la misma: “¿pero esto cómo funciona?” El funcionamiento es relativamente sencillo, pero sigue siendo sorprendente: el sonido se transmite por vibraciones a través del hueso zigomático, dejando así el oído libre para poder seguir escuchando lo que está sucediendo alrededor. Simple y efectivo.

Y, en la era de la cancelación de ruido y de aislarnos todo el rato para estar a nuestro rollo, ¿para qué querría cualquiera unos auriculares con los que puedes seguir escuchando todo lo que pasa a tu alrededor? Pues precisamente para eso: para no aislarte del medio, ya que puede resultar incómodo o incluso peligroso en algunas ocasiones. Personalmente, yo los uso para salir a correr, porque salgo por una zona muy concurrida por viandantes, niños, perros y bicicletas (Madrid Río, para los que seáis de Madrid, que ya sabéis cómo se pone de gente); llevar estos cascos me ha permitido esquivar un par de caídas, seguramente con su consecuente herida o, si nos ponemos a las malas, lesión. En invierno, cuando salgo a correr y ya es de noche, la verdad es que prefiero no aislarme y estar atenta a lo que ocurre a mi alrededor.

Ojo, que también pueden usarse y ser útiles en otros contextos, como por ejemplo para trabajar. De hecho, una de las personas a las que regalamos los cascos los está utilizando a diario para ello: música, videollamadas y más, con la comodidad de llevarlos puestos todo el día casi sin enterarse. Yo para trabajar uso auriculares circumaurales y al cabo de un tiempo necesito quitármelos para estar más cómoda (y en verano porque me dan calor), y los cascos de conducción ósea son bastante más cómodos en este sentido.


La mejor señal de que un regalo ha triunfado es que la persona que lo ha recibido se haya convertido en pseudo-comercial del cacharro, y eso ha ocurrido, recomendándoselo a todo el mundo.

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Imagen | SHOKZ

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La noticia

He regalado este cacharro a tres amigos deportistas distintos y todos han flipado

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por
Fran León

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