“¿Te has preguntado alguna vez qué son esos puntitos brillantes del cielo?”, según una vieja leyenda cinematográfica, eso es lo que le pregunta el jabalí al suricato. “No me lo pregunto, lo sé”, responde. Y, sin ni siquiera mirarle, le explica que “son luciérnagas, luciérnagas que se quedaron atrapadas en ese techo azul y negro”.
Muy a menudo, cuando hablamos de estrellas fugaces, me descubro pensando que todos somos un poco ese suricato. Porque aunque las lluvias de estrellas son uno de los espectáculos más fascinantes de la naturaleza y, quizás por eso, en el imaginario popular son casi indistinguibles de la magia.
Pero la ciencia sí ha hecho sus deberes.
Y menos mal. Cada año impactan con la Tierra alrededor de 17.000 meteoros de todas formas y colores: 1.800 cuerpos diarios formados por polvo, roca, hielo y gas desintegrándose en la atmósfera. Y, cada 500 años, un evento como el de Tunguska que arrasó millones de árboles en un área de 2.000 kilómetros a la redonda.
Necesitamos saber qué trata de alcanzarnos desde allá arriba; necesitamos responder a muchas preguntas. ¿Qué tamaños tienen? ¿De qué están hechos? ¿Son peligrosos? ¿Podemos defendernos de ellos? ¿Cómo es posible que algo con este potencial destructivo sea tan fascinante, sutil y mágico?
Todo esto (y alguna cosa más) te lo contamos en un vídeo donde las dos grandes mentiras que rodean a las lluvias de estrellas nos sirven de excusa para darnos cuenta de que el Universo está lleno de cosas fascinantes.
–
La noticia
Hay dos grandes mentiras sobre las estrellas fugaces y es hora de hablar sobre ellas. Te lo contamos en este vídeo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.