La palabra que mejor describe el estado con el que España encara el inicio del año hidrológico no puede ser otra que “optimismo”. Desde 2019, no había un otoño en el país con tanta agua embalsada y, de hecho, llevamos cinco meses por encima de la media histórica de la última década.
2024 iba a ser el “año de la sequía” y, viendo estos datos, muchos pueden pensar que será el “año en que se acabe la sequía”. Sin embargo, concluir eso es precipitado. Como suele ocurrir habitualmente en nuestra relación con el agua, todo es más complicado de lo que parece.
Solo hace falta bajar un escalón para verlo. Porque si revisamos el estado de las cuencas, vemos que aún hoy existen dos España muy diferenciadas en términos hídricos. Mientras que la interior del País Vasco (90,58%), la del Cantábrico Oriental (82,19%) y Occidental (70,41%) o incluso la del Tinto, Odiel y Piedras (72,05%) están en muy buena forma, el mediterráneo sigue pasándolo mal.
Tanto las cuencas internas de Cataluña (con un 29,25%) o las cuencas mediterráneas andaluzas (23,34%) han conseguido superar el verano por la mínima. De hecho, el pantano malagueño del Guadalhorce ha caído a su mínimo histórico y el sistema Ter-Llobregat se vuelve a aproximar a la situación crítica a un ritmo rapidísimo.
También hemos visto como la Conferencia Hidrográfica del Júcar tenía que tomar medidas excepcionales para contener toda una catástrofe ecológica en la provincia de Castellón (la segunda peor provincia en agua embalsada solo por detrás de Almería).
El gran problema del sudeste. Mientras que la cuenca del Segura es la que se encuentra con peores datos (apenas un 16,67%), la peor provincia sigue siendo Almería (8,04%). Es lógico: en el sudeste no nos afecta un “déficit hídrico” momentáneo, sino un salvaje proceso de degradación ecológica que no hace si no agrandar las zonas desertificadas. Zonas que ya amenazan con expandirse por todo el litoral mediterráneo en los próximos 25 años.
¿Hemos salido de la sequía? No está nada claro. Los datos agregados son buenos y hay que reconocerlo. No obstante, no parece claro que podamos dar por superada esta sequía que nos ha acompañado la década. Dependerá del otoño (tradicionalmente muy húmedo en la península) y de cómo se porte 2025.
No hay que olvidar que históricamente El Niño siempre ha facilitado la llegada de humedad a nuestras latitudes, pero El Niño se ha acabado y La (más que previsible) Niña no juega a nuestro favor.
Imagen | Rechanfle
En Xataka | Los largos periodos de sequía van a ser cada vez más y más normales. Es hora de acostumbrarnos a ellos
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La noticia
España lleva meses por encima de la media de agua embalsada de la última década: cuando hasta las buenas noticias vienen con letra pequeña
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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