En EEUU hay gente sometiéndose a cirugías de 12.000 dólares con un propósito peculiar: escoger su color de ojos

Los ojos son las ventanas del alma. O eso al menos es lo que dice el famoso adagio. Lo que no aclara en ningún momento es que, si no estás contento con el ventanal con el que has llegado al mundo, puedas ir a un especialista para cambiarlo por otro. ¿Que no te gustan tus ojos marrones? No hay problema, ponte unos verdes o grises. ¿Que quieres una mirara de un impresionante azul aguamarina pero has nacido con ojos marrones, la coloración que compartimos entre el 55 y 79% de la humanidad? Lo mismo. Todo es cuestión de que ahorres lo suficiente y pases por quirófano.

Quizás suene a ciencia ficción, pero en EEUU hay quien está haciendo eso mismo, cambiarse de forma artificial el color de los ojos. Y no sale barato. Les cuesta más de 10.000 dólares.

¿No te gusta tu color? Cámbialo. Esa frase no tendría mayor interés si nos refiriéramos al pelo, las uñas o incluso la piel de los brazos, piernas o torso, ahora que el blackout gana fuerza en el mundo del tatuaje. En este caso sin embargo hablamos de algo distinto: los ojos. Del mismo modo que hay quien va a la peluquería para convertir su cabello castaño en una melena rubio platino o rojiza, cada vez más gente acude a clínicas especializadas para alterar sus corneas e inyectarles un pigmento especial. Igual que con el pelo. Aunque en esos casos el cambio es irreversible.

Con ustedes, la queratopigmentación. Así es cómo se llama el procedimiento que permite cambiar el color de los ojos. En realidad no es una práctica nueva, ni tampoco se utiliza solo para que las clínicas de estética puedan hacer caja con ella. Groso modo, la queratopigmentación consiste en utilizar un láser para alterar la córnea, la membrana transparente bajo la que se encuentra el iris, e inyectarle un pigmento de color. De ahí que a menudo la técnica se denomine también ‘tatuaje ocular’.

Tras la operación el pigmento tiñe la córnea transparente y cubre el color natural del iris. Que la queratopigmentación se esté practicando por motivos puramente estéticos no significa que no tenga también aplicaciones terapéuticas. Por ejemplo, la propia Asociación Española de Oftalmología (SEO) explica que la pigmentación se utiliza, de forma “más limitada y reducida”, con pacientes que presentan pequeños defectos en el iris que les provocan visión doble o fotofobia. También por razones estéticas en ciertas personas con córneas opacas de ojos amauróticos.

No apto para todos los bolsillos. No todo el mundo está dispuesto a acudir a una clínica y que le manipulen las córneas con láser y pigmentos para sentirse más guapo. Y lo cierto es que la operación tampoco está al alcance de todos los bolsillos. The Wall Street Journal dedicó hace unos días un artículo a los ‘tatuajes oculares’ en el que dejaba dos datos para la reflexión. El primero es que en Nueva York llegan a pagarse 12.000 dólares por cirugía. Una búsqueda rápida muestra que en España hay quien anuncia el servicio por algo menos, aunque sin bajar de las cuatro cifras.

El otro dato tiene que ver con el uso. Aunque la información de TWSJ sugiere que se trata de una práctica minoritaria, revela también que cada vez está más extendida en el país. Para su artículo, el reportero Dominique Mosbergen entrevistó al que supuestamente es el primer oftalmólogo que ofreció queratopigmentaciones estéticas en EEUU. Su clínica la montó en Manhattan, en 2019, y durante el primer año trató a apenas una decena y media pacientes. Este año va camino de operar a unos 400.

En España la práctica es lo suficientemente popular como para haber despertado la atención (y alarmas) de la SEO y la prensa generalista, con algunos pacientes especialmente mediáticos.

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Pero… ¿Por qué? Hay tantas respuestas como usuarios, pero el denominador común suele ser siempre el mismo: no están satisfechos con el color de ojos con el que nacieron. “Lo veo como una mejora. La gente se arregla los dientes, se pone implantes y bótox. Si es algo que puede hacerte más feliz, hacerte sentir mejor, ¿por qué no?”, comenta a TWSJ Jason Jiménez, un agente inmobiliario que se cambió el color de ojos hace solo unas semanas. Entró en la clínica con iris marrones y salió con una tonalidad grisácea clara.

El diario habla de otro joven que pidió que le tintasen uno de sus ojos, con lo que se quedó con uno marrón y otro azul. El motivo: emular la heterocromía de su husky siberiano. Otra mujer, Lucia Inman-Valero, una artista de 36 años, reconoce que buscaba unos ojos de una tonalidad aguamarina que la hicieran resaltar. “No quiero que se vean naturales”, reconoce. El año pasado pasó dos veces por la clínica de Movshovich para pigmentárselos.

No todos son ‘tatuajes oculares’. No. La queratopigmentación no es la única opción para quienes como Jiménez o Inman-Valero quieren cambiar su mirada en el sentido más literal (y cromático) de la expresión. Otra técnica relativamente común es la despigmentación del iris, que recurre al láser para quemar el pigmento del iris para que los ojos adquieran una tonalidad azulada.

La Academia Americana de Oftalmología (AAO) recuerda que hay otra técnica, con implantes de iris, aprobada por la FDA para pacientes que debido a una lesión o defecto congénito carecen de una parte o todo el disco membranoso del ojo. El procedimiento es bastante distinto: el cirujano hace una pequeña apertura en el borde de la córnea e inserta un iris artificial que se despliega en el ojo y tapa el color original.

Pero… ¿Es seguro? La pregunta del millón. TWSJ cita a un doctor que empezó a realizar queratopigmentaciones cosméticas en Los Ángeles a comienzos de año y reivindica que no hay informes sobre pacientes con infecciones o pérdida de visión, al menos entre aquellos que no habían sido objeto antes de una cirugía ocular lasik. Pero lo cierto es que tanto la SEO en España como AAO en EEUU han levantado la voz para advertir de los riesgos de esta clase de intervenciones, bien con láser o implantes de iris.

Su mensaje es muy similar aquí y allí. Las queratopigmentaciones entrañan unos riesgos que pueden ser asumibles en pacientes con problemas de visión, pero la gran pregunta es… ¿Merecen la pena para una persona con buena visión por pura estética? “No piense que estas cirugías no conllevan riesgos”, advierte la doctora Giaconi, portavoz de la AAO. “Ninguna cirugía está libre de riesgos. En el caso de cirugías oculares puramente estéticas, no vale la pena correr el riesgo si se tiene buena vista”.

“Graves descompensaciones”. La SEO es aún más rotunda. En un comunicado lanzado en mayo precisamente para alertar de los riesgos de la queratopigmentación (Flaak), recuerda que hay constancia de pacientes que se sometieron a la cirugía y acabaron con “graves descompensaciones corneales que han llevado a la pérdida irreversible de su transparencia”, lo que los ha abocado a trasplantes de córnea. “Demuestra que no se puede considerar una técnica segura exclusivamente con finalidades estéticas”.

No es su única advertencia. La sociedad de oftalmólogos previene sobre la pérdida periférica de campo visual, las dificultades para realizar exploraciones a fondo del ojo o de los problemas que puede acarrear el pigmento cuando el paciente se haga mayor. Por ejemplo, señala que si se tiene que someter a una cirugía por cataratas, de retina o cualquier otra intervención intraocular, el médico que realice la operación tendrá dificultades para apreciar las estructuras oculares, “aumentando de forma considerable los riesgo de la intervención y complicaciones”.

Suma y sigue. El organismo es tajante. Desaconseja los cambios de color con láser y pigmento, recuerda que “no hay suficiente evidencia científica que avale la seguridad y eficacia” de estas intervenciones, e incluso va más allá: el resultado también puede resultar artificial ya que, precisa, el color tintado no tiene la “suficiente profundidad” dentro del ojo, con lo que la sensación al final es “similar a la que provocan las lentes de contacto de colores”. Algo parecido plantean desde la OAA, que incluso llegó a publicar una lista de posibles “riesgos y complicaciones” tanto de la queratopigmentación como de los implantes de iris.

En el caso de las cirugías cosméticas para implantar iris habla del peligro de pérdida de visión, ceguera, sensibilidad a la luz, glaucoma, lesiones en la córnea o cataratas. En el de la queratopigmentación, de sensibilidad a la luz, uveítis, infecciones o incluso un resultado final que puede defraudar al paciente, con “fugas de tinte”, “distribución desigual” del color o pérdida de la tonalidad porque la pintura acaba filtrándose.

Imágenes | Alexander Grey (Unsplash) y Tao Yuan (Unsplash)

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En EEUU hay gente sometiéndose a cirugías de 12.000 dólares con un propósito peculiar: escoger su color de ojos

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Xataka

por
Carlos Prego

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