El precio del aceite de oliva ha entrado en caída libre. El único problema es que aún no en los supermercados

Nunca el “oro líquido” había hecho tanto honor a su nombre. A lo largo de los últimos meses el aceite de oliva ha experimentado una escalada acelerada de precios, con alzas interanuales de más del 70% en el caso del virgen extra hace apenas unos meses, que convirtió el aceite en un artículo intocable para no pocas familias. Hace un año incluso circularon incluso fotos de garrafas anilladas con alarmas en las baldas de los súper. Ahora la tendencia es distinta. O eso es lo que espera el sector, que habla de una caída sensible de precios que ya empieza a percibirse.

La gran pregunta es… ¿Cómo será ese abaratamiento? ¿Cuándo lo sentiremos en el bolsillo? Y sobre todo, ¿avanza al mismo ritmo al comienzo de la cadena de distribución que en las tiendas?

Cambio de escenario. Lo de “oro líquido” nunca le había encajado tanto al aceite de oliva como en los últimos meses. Los efectos de la guerra de Ucrania y sobre todo la sucesión de malas cosechas y la sequía golpearon de lleno al sector, haciendo que sus precios escalasen hasta valores inimaginables años atrás. Los datos del FMI son elocuentes: si la tonelada métrica de aceite de oliva estaba en 2020 a 2.628 dólares, en 2022 había subido ya a 4.469 y durante el arranque de este año rozaba los 10.100. En marzo Facua aún hablaba de subidas interanuales del 73% en el virgen extra.

Hoy el sector genera titulares distintos. Las buenas previsiones de la cosecha, que según las estimaciones iniciales del Ministerio de Agricultura (MAPA) podrían rondar los 1,26 millones de toneladas, un 48% más que la anterior campaña, han llevado a la industria a vaticinar un descenso de precios. El propio ministro del ramo, Luis Planas, reconocía en octubre que a priori “los datos son positivos” y deslizaba que, de confirmarse, “permitirían retomar la normalidad en los mercado” tras dos campañas marcadas por unos niveles de producción “extraordinariamente bajos”. Las sensaciones son buenas también en los campos de Grecia o Túnez.

“Una tendencia a la baja”. Uno de los últimos en pronunciarse sobre la nueva tendencia es Deoleo, uno de los grandes productores de aceite de oliva del mundo y detrás de marcas como Bertolli o Carbonell. Hace unos días su director de ventas, Miguel Ángel Guzmán, reconocía a la CNBC que “las perspectivas son positivas para los próximos meses”. “Se espera que el mercado comience a estabilizarse y se recupere paulatinamente la normalidad conforme avance la nueva cosecha y aumente la oferta”, añade. Según la CNBC, las previsiones que maneja la compañía pasan por que los precios se reduzcan casi a la mitad desde sus niveles récord.

El directivo incluso va más allá y desliza un horizonte temporal ya a corto plazo. “Se espera que la relajación de los precios en origen comience entre noviembre, diciembre y enero, siempre y cuando las condiciones climáticas y de cosecha se mantengan estables en las próximas semanas”, comenta Guzmán. “Los indicios apuntan a que si todo se desarrolla con normalidad, especialmente si las lluvias siguen favoreciendo la producción, podríamos ver una tendencia a la baja de los precios a lo largo de 2025”.

Mirando a la primavera. El escenario es similar al que deslizaba en octubre Acesur, que precisaba que los precios podrían tocar suelo en primavera. “Si sigue lloviendo de una forma razonable, seguramente para abril y mayo deberíamos ver el suelo de los precios, que puede estar en cuatro o cinco euros. Hoy estamos entre siete y ocho, dependiendo de las calidades”, señalaba su director general en declaraciones recogidas por Olimerca.

“Normalización gradual”. La frase vuelve a ser de Guzmán, quien durante su entrevista con la cadena CNBC evitó también echar las campanas al vuelo y reconoció que en el mercado todavía impera cierta incertidumbre de cara a la cosecha de aceituna de 2024-2025. “Aunque ha habido pasos hacia la mejora, no sería del todo exacto decir que la crisis ha terminado. Seguimos atravesando una fase de tensión en los precios del aceite de oliva, especialmente en los de mayor calidad, como el Virgen Extra”, advierte.

Los datos que maneja de entrada Deoleo apuntan en cualquier caso a un descenso de tarifas. Para ser más precisos, estima que los precios del aceite de oliva deberían situarse en torno a los cinco euros el litro, lejos de los máximos de nueve o incluso diez euros hasta los que llegó a escalar. “Este precio sería razonable en un contexto de mayor producción, lo que aliviaría las tensiones del mercado y facilitaría una normalización gradual de los precios después de un período marcado por la volatilidad”, subraya.

¿Y qué dicen los precios? Muestran ya una moderación. El último boletín de precios del Ministerio de Agricultura refleja por ejemplo que el Virgen Extra estaba la semana del 28 de octubre al 3 de noviembre en los 681,81 euros por 100 kilos, casi un 3% por debajo de la semana anterior. Hace un año estaba en casi 806 euros y a comienzos de 2024, en enero, pasaba de los 880 euros. Los datos del MAPA son interesantes porque aportan el precio prácticamente al inicio de la cadena, al salir de la almazara.

Los datos de Expana muestran que el precio de aceite de oliva virgen extra en Andalucía estaba a comienzos de mes en los 6,33 dólares el kilo, lo que supone una caída en términos mensuales del 19%. En comparación con los 9,2 euros de enero, el descenso es aún mayor y roza el 35%. Hay otras fuentes, como Oleoestepa, que apuntan también una tendencia similar de desescalada.

¿Bajada a doble ritmo? Esa es la pregunta que dejaba botando hace unos días Facua. En un informe lanzado la semana pasada la organización de consumidores llamaba la atención sobre dos porcentajes que chocan entre sí. Según los datos que maneja, el precio del oliva virgen extra en origen experimentó un descenso interanual del 13% mientras que en los supermercados la caída ha sido considerablemente inferior y se ha situado en el 2,5%. Sus conclusiones son fruto de un estudio comparativo con una treintena de precios registrados en seis grandes cadenas de distribución.

¿Cómo lo ha calculado? Tras su examen y hacer cálculos, Facua estimó que el precio del litro de virgen se sitúa ahora mismo en 12,18 euros. En noviembre de 2023 estaba en 12,5. “Se ha producido una bajada interanual del 2,5% en un producto que prácticamente ha llegado casi a cuadruplicar su precio con respecto al que tenía en 2021”, precisa la organización tras recordar que hace un año el IVA del aceite era del 5% y ahora está en el 2%, un valor provisional que subirá al tipo del 4% con el cambio de año.

Si nos fijamos en los precios en origen, la foto es ligeramente distinta. Citando datos del MAPA, Facua calcula que a comienzos de noviembre el litro de virgen extra se pagaba en origen a 6,45 euros. Un año antes estaba en 7,41. La diferencia en el precio que se abona al agricultor era por lo tanto un 13% más que hoy. La tendencia a la baja se constata también entre el oliva virgen, que en un año pasó de pagarse en origen a 6,54 €/l a 5,86.

Facua no es la única que ha señalado esa aparente doble velocidad en la bajada de precios. elDiario.es publicó hace días un análisis al respecto en el que citaba los datos del sistema Poolred, que tiene en cuenta las operaciones a granel. Con sus cifras sobre la mesa, el abaratamiento en origen sería aún mayor que el calculado por la organización de consumidores y se aproximaría al 30%.

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Buscando las causas. La siguiente pregunta es obvia: ¿Por qué esa aparente doble velocidad? Desde Facua hablan de subidas de márgenes de las cadenas de distribución y aseguran haber detectado variaciones de precio paralelas y cita un caso reciente en el que Alcampo, Eroski o Carrefour aplicaron bajadas a sus botellas después de que lo hiciera Mercadona a comienzos de noviembre.

La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) traslada a elDiario.es otra clave que explica la tendencia, en su opinión: “Creemos que se está fomentando una bajada artificial de precios en origen porque hay productores que necesitan liquidez, después de años malos, y eso lo está aprovechando la industria”.

No todos lo ven igual. Desde el sector hay quien señala que habrá que esperar aún unos meses para que los precios toquen suelo y que parte de las diferencias entre las diferentes capas del mercado pueden explicarse por algo tan simple como la distribución.

Distribuidores y agricultores. La clave sería qué aceite está ahora en las baldas de los supermercados, el comprado hace semanas o meses y que aún no muestra el abaratamiento que se estaría registrando ya al inicio de la cadena, en su origen. “Desde que se hacen las operaciones con la distribución hasta que el aceite llega a los súper pueden pasar meses”, explica la cooperativa Dcoop.

En su opinión, la bajada de precios acabará llegando porque lo hacen los valores en origen. “La cosecha va a ser mejor que en años anteriores. Llegará a 1,3 millones de toneladas cuando venimos de 850.000”, aseguraban a elDiario.es, compartiendo una previsión que mejora incluso la anunciada en su día por MAPA.

Imágenes | Deoleo y Jorge Franganillo (Flickr)

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El precio del aceite de oliva ha entrado en caída libre. El único problema es que aún no en los supermercados

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Xataka

por
Carlos Prego

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