Los embarazos y las hemorragias tienen una cosa en común, o quizás más bien dos. La primera es que en ambos casos nuestro cuerpo necesita más glóbulos rojos. La segunda es el mecanismo que utiliza para llamar a filas a estas células. Un mecanismo, acabamos de descubrir, de origen vírico.
Proceso viral. Un estudio realizado ha revelado un singular mecanismo que utiliza nuestro cuerpo ante la necesidad temporal de incrementar la creación de glóbulos rojos. Lo llamativo de este proceso es que es activado por fragmentos víricos latentes en nuestro genoma.
Células madre hematopoyéticas. La clave está en las células de las que se originan los glóbulos rojos, las células madre hematopoyéticas. El equipo quería indagar en cómo estas células que raras veces se activan para la división celular lo hacían en situaciones en las que esto se requería, como los embarazos y las hemorragias.
El equipo se enfocó en los retrotransposones, secuencias genéticas cuyo origen está en infecciones víricas pero que han quedado insertadas permanentemente en el ADN humano. Estas secuencias no codifican proteínas como es habitual sino que utilizan una enzima, la transcriptasa inversa, para replicarse en nuestro genoma.
Genética en el embarazo. El estudio partió de modelos animales: el equipo comparó las células madre en ratonas embarazadas y no embarazadas. El equipo esperaba que las embarazadas tuvieran un mecanismo que desactivara los retrotransposones de estas células durante el embarazo con el fin de evitar su replicación y así reducir el riesgo de mutaciones en una época tan delicada. Observaron que ocurría lo contrario.
“Es lo opuesto de lo que esperábamos. Si hay un momento para proteger la integridad del genoma y evitar mutaciones, este es el embarazo,” explicaba en una nota de prensa Sean J. Morrison, coautor del estudio. “Hay cientos de secuencias de retrotransposones (…) ¿por qué no desactivarlas, como hacen otras especies? Deben de tener algún valor adaptativo para nosotros.”
Para encontrarlo, el equipo utilizó fármacos inhibidores de la transcriptasa inversa como los utilizados en tratamientos contra infecciones como la del VIH. Lo que observaron es que estos inhibidores bloqueaban la formación de glóbulos rojos, lo que desencadenaba en que estas ratonas se volvían anémicas.
De ratones a humanos. El equipo realizó también análisis de sangre a mujeres embarazadas y comprobaron que en sus células también se activaban los retrotransposones. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Science.
Herencias víricas. Se calcula que el 8% de nuestro genoma es de herencia vírica, material genético “dejado atrás” por infecciones que sufrieron nuestros ancestros. Solíamos considerar este acervo genético como “ADN basura”, pero cada vez más estudios demuestran que este nombre no representa bien la realidad.
Aún no sabemos mucho sobre el papel de esta herencia en nuestros genes. Algunos estudios, por ejemplo, señalan la posibilidad de que hemos guardado estos genes porque nos resultan útiles combatiendo nuevas infecciones.
El posible rol de estos genes durante el embarazo también fue estudiado por un grupo de investigadoresl del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas). Aquel estudio, publicado hace unos meses en la revista Science Advances, se centraba en el desarrollo pocas horas después de la fecundación, el “el paso a la pluripotencia”.
Imagen | freestocks.org / qimono
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La noticia
Debemos el 8% de nuestro ADN a antiguas infecciones. Acabamos de descubrir una nueva utilidad de estos genes
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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